Definitivamente nuestra sociedad no ha estado – ni lo está en estos momentos – preparada para ser un agente analizador ante la información difusa y abrumante que el internet nos brinda.
Levantar el dedo acusador y señalar que todo es desventaja y dañino en cuanto al avance que ha supuesto el internet, sería absurdo y delirante. Sin embargo, desde mi propia experiencia, y después de releer el artículo de eminente Premio Nobel peruano[1], me veo inserto en ese grupo humano que teniendo la experiencia de haber sido un buen lector…hoy he pasado a ser absorbido por tanta información que ha terminado por abrir la brecha del facilismo y la inmediatez, a la que nos lleva el internet si no manejamos un criterio de actuación.
Es verdad, que todo conocimiento genera en la persona una manera de pensar que se concreta en un modo de actuación; tal como lo señala el artículo de Mario Vargas Llosa: “los medios…ejercen una solapada influencia… y que, a largo plazo, modifican nuestra manera de pensar y de actuar”[2]. De allí que si la repetición de los actos no se suceden, por ejemplo en torno a una virtud que se desea adquirir, no se logrará adquirir dicho fin.
En una sociedad como la nuestra venida a menos en cuanto a lo que hábito de lectura se refiere, es de esperar que el facilismo y la inmediatez que nos prodiga el internet afecte de manera directa aquellos buenos hábitos que los buenos libros nos permiten: dedicación, atención, memoria, comprensión, análisis, razonamiento…creación o generación de nuevas ideas o conocimientos. Si no nos corregimos a tiempo, nuestra mente termina por entumecerse y anquilosarse, terminando por dejarse llevar por el vaivén del mal uso del internet.
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